9 jul 2009

Triángulos


Como un Santiago en cien palabras, aunque más extenso.-


LLevaba seis meses con Carolina y todo marchaba bien, hasta que reapareció Lucía. Un día nos topamos en Agustinas, decidimos berber café y fumar cigarrillos. Desde entonces la culpa me carcome, Carolina no sabe de mi pequeño encuentro, ni de los posteriores a éste. Hoy acordamos encontrarnos para caminar por Lastarria y pienso en contarle acerca de Lucía, mi nuevo affair. Estaba esperando su llegada en el andén de Bellas Artes, cuando llegó parecía algo feliz, más de lo normal, fue entonces cuando traté de relatar mi versión y ella comenzó a hablar y compuso melodiosamente la siguiente oración: Rodrigo; estoy saliendo con Roberto, nuestro antigüo compañero de la universidad. Hace tres meses que lo veo a escondidas. Deberíamos considerar en terminar nuestra relación. Roberto me mira como lo solías hacer tú en un principio, y sé que ahora miras de esa forma a alguien más. Sin alcanzar a responder algo coherente, la vi retroceder un paso hacia el tren y atraversar las puertas, me dedicó una larga sonrisa y cuando murmuré un débil adiós, la alarma de cierre rechinó (cada vez que viajo en metro y las puertas se cierran, es como despedirse de nuevo sin ser escuchado).